De vivir en Barcelona a regresar al pueblo de sus abuelas en la provincia de Soria

Gabriel y Victoria llegaron hace año y medio a un pueblo de Soria y muestran en las redes sociales cómo es la vida en la España más vaciada

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De vivir en Barcelona a regresar al pueblo de sus abuelas en la provincia de Soria
Gabriel Yañez y Victoria Sancho, en la localidad de La Hinojosa. (Foto: Ical)
Lucía Sánchez
Lectura estimada: 4 min.

Muchos son los sorianos que miran con escepticismo la llegada de nuevos pobladores al medio rural. Creen que durarán medio asalto por los condicionantes que acarrea vivir con pocos vecinos y los servicios mínimos. Sin embargo, algunos sí resisten y permanecen. Quizás sea cuestión, como resume Gabriel, de llevar el amor del pueblo dentro, de que te guste la soledad deseada y de llenar tu vida con actividades que quizás los "urbanistas" no valoran pero que son lo mejor de la vida: el amanecer, el atardecer, los sonidos placenteros de la naturaleza…, relata Ical. 

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho decidieron hace año y medio cambiar de vida. Ambos vivían en Barcelona y veraneaban en un pueblo de Soria, cercano a El Burgo de Osma. Tras superar la primera etapa de la pandemia decidieron volverse al pueblo de sus abuelas. Cada uno lo hizo por sus propios motivos. Gabriel porque teletrabajaba como programador y garantizaba su empleo y Victoria porque quería estudiar oposiciones y necesitaba un lugar tranquilo. Poco a poco ambos han ido construyendo la vida que quieren en la llamada España más vaciada.

Gabriel reconoce que vivir en un pueblo de Soria, de Teruel o de Zamora no es "idílico", es más apunta a que en invierno es "duro" porque la actividad social se reduce. "Gastamos mucho en gasolina porque nos vamos a las localidades próximas. No hay mucha cobertura y los servicios son escasos, pero para mí las ventajas superan estos condicionantes", relata.

Sus amigos de Barcelona les tildan de "loco" y piensan que se aburren, sin embargo, ellos aseguran que no les queda tiempo para eso. "Yo he llenado mi vida con actividades. Suelo ir a Soria y a jugar a pádel a los pueblos cercanos. Además, ahora estoy estudiando muchísimo porque quiero sacarme la plaza de profesora de Primaria", indica Victoria.´

La soledad de ambos es buscada, por lo que no sienten el peso del desamparo que puede llegar a producir. Es más, Gabriel asegura que no esta solo realmente, ya que a pesar de que en el pueblo normalmente hay alrededor de diez vecinos con los mismos tiene un "vinculo emocional fuerte", mucho más que el pudiera tener con los vecinos de una urbanización en una gran ciudad. 

El día de Gabriel arranca entre las 6 y las 7 horas de la mañana. Ocupa las primeras horas en hacer ejercicio físico, dar un paseo por el monte y ver el amanecer. Tras esto arranca su jornada laboral hasta que llega la tarde con la parada correspondiente. Durante la mañana sale a comprar cuando llega el frutero o el panadero. Tras finalizar su jornada, vuelve a ocupar su tiempo en actividades que le llenan. "Quedo con Victoria y otros amigos y podemos jugar al pádel o al frontenis. Damos una vuelta en bici o atendemos el huerto", cuenta a Ical. 

Al llegar al pueblo, decidieron compartir su experiencia y evidenciar cómo es la vida rural. Con este propósito, crearon cuentas en Instagram y TikTok bajo el nombre de usuario @repoblando, donde muestran el día a día en el pueblo, curiosidades y las lecciones que van aprendiendo sobre la vida en una comunidad tan pequeña.

A través de esta cuenta también se han embarcado en la venta de productos artesanos de la zona y cuentan como es el trabajo que realizan para que el consumidor tenga un producto excepcional en sus manos.  De momento, venden la miel de un productor pequeños de la zona y poco a poco persiguen ir incorporando nuevos productos.

Ambos reciben muchos comentarios a través de la redes sociales. Desde interés por saber más cosas sobre la vida en el campo hasta otros más negativos que prefieren obviar.  A los interesados les invitan a "probar" la simplicidad de vivir en un lugar en calma y con un estilo de vida más enraizado con la naturaleza.

Los nuevos pobladores sí reconocen que en ambos habita un "gran amor" por el pueblo, un ingrediente básico para que la adaptación sea más fácil "Si me pongo en la piel de una persona que se va vivir a un pueblo que para él es totalmente ajeno, creo que puede ser más complicado. También hay que tener en cuenta que no es lo mismo un pueblo que otro. El nuestro es muy amigable", resume.

Para ambos otra de las ventajas de vivir en el medio rural es que el ocio es más barato. Ellos no pagan nada por jugar al frontenis o al pádel. Creen que muchos jóvenes deberían barajar la oportunidad de volverse al campo, ya no solo por las oportunidades de vida que ofrecen sino porque el precio de la vivienda es muy asequible.

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