La Galería de las Colecciones Reales abre esta semana una ventana única a la historia de España. Entre los objetos expuestos en la muestra dedicada a la reina Victoria Eugenia -esposa de Alfonso XIII y bisabuela del rey Felipe VI- se encuentra la tiara Flor de Lis, una pieza icónica que se ha convertido en símbolo del linaje borbónico y en joya de referencia para las reinas españolas.

La tiara fue el regalo de boda que Alfonso XIII encargó al histórico taller madrileño Ansorena en 1906. La casa, fundada en 1845 por Celestino Ansorena, ganó prestigio rápidamente y en 1860 recibió el título de 'Joyería y diamantista de la Real Casa'.

La elección de la flor de lis no fue casual: es el emblema de la Casa de Borbón, incorporado al escudo español desde la llegada de Felipe V en 1700, y asociado a valores como honor, poder y soberanía.

Con Victoria Eugenia como primera propietaria, la tiara pasó décadas después a la Condesa de Barcelona, madre de Juan Carlos I, quien determinó qué joyas pasarían de una reina a la siguiente. Tras la reina Sofía, es Letizia quien hoy custodia y porta estas piezas emblemáticas.

Desde la proclamación de Felipe VI en 2014, la reina ha sacado la Flor de Lis en seis ocasiones relevantes, siempre vinculadas a cenas de Estado o encuentros con otras casas reales:

• 2017 (Palacio Real, Madrid): primera vez que la lució, en honor al presidente argentino Mauricio Macri; lo acompañó un vestido negro de Felipe Varela.
• 2017 (Londres): segunda aparición, durante la cena ofrecida por Isabel II; Letizia optó por un vestido rojo palabra de honor.
• 2019 (Tokio): durante la entronización del emperador Naruhito; llevó un vestido rosa capote de Carolina Herrera.
• 2020: el mismo conjunto fue elegido para el retrato oficial de los Reyes.
• 2021 (Estocolmo): en su visita de Estado a Suecia, deslumbró con un diseño azul noche de H&M.
• 2023 (Copenhague): última ocasión conocida, en una cena de gala ofrecida por Margarita II de Dinamarca, con vestido azul bordado de Felipe Varela.

SUS SECRETOS

La Flor de Lis no nació como tiara: originalmente fue concebida como corona, pero su peso dificultaba el uso. Está elaborada en platino y compuesta por 1.000 diamantes de talla brillante, con 57 facetas cada uno. Su estructura se adapta a cada reina, y los joyeros añaden una diadema interior forrada en terciopelo del color del cabello para disimularla.

A pesar de su complejidad, no requiere cuidados especiales, más allá de las limpiezas periódicas y del pulido central -tareas realizadas también por Ansorena-. Los pocos desprendimientos de piezas a lo largo de los años se han reengastado sin dificultad.

La Casa Real solo ha autorizado la exhibición de esta joya en contadas ocasiones. La primera fue en 1999, durante el 150 aniversario de Ansorena en el Museo de Artes Decorativas; la segunda, en 2010, dentro de la muestra El resplandor refulgente: la diadema. Ahora, vuelve a mostrarse al público en Madrid, convertida en testimonio vivo de la historia de la monarquía española y de una tradición que sigue pasando de reina a reina. Fuente EFE