La localidad soriana de Villar del Campo ha puesto en marcha un proyecto colectivo para rescatar el patrimonio del despoblado de Castellanos, cuyo emblema es la iglesia de los Santos Justos y Pastor, actualmente en estado de ruina progresiva. Los últimos habitantes abandonaron este enclave de la Sierra del Madero a comienzos del siglo XX, pero su memoria sigue viva entre vecinos y descendientes.

El Ayuntamiento ha promovido la creación de la Asociación para la Recuperación de Castellanos del Campo, con el objetivo de comunicar, difundir y promover la restauración del templo, así como de otros elementos del conjunto, entre ellos el torreón y la fuente romana.

El alcalde, David Vera, explica que la asociación cuenta ya con 100 socios, y que se trabajará en un sistema de donaciones con beneficios fiscales, además de una campaña de crowdfunding prevista para este verano. "El propósito es conservar lo que queda de Castellanos y poner en valor su historia, reactivando al mismo tiempo el interés por el entorno rural y su memoria colectiva", señala. La intención municipal es integrar el enclave en la Ruta de los Torreones y habilitar un futuro centro de interpretación.

El Obispado de Osma-Soria cedió en agosto del pasado año el uso de la iglesia por 99 años, lo que permitió al Ayuntamiento consolidar la parte del edificio que aún se mantenía en pie. Sin embargo, la falta de recursos obliga a impulsar el proyecto mediante la colaboración vecinal. "Desde 1905 ya no vive nadie allí, pero la iglesia sí se utilizó durante años para una romería. Hace 30 o 35 años sus elementos más importantes fueron trasladados a la parroquia de Villar del Campo", añade el regidor. La asociación calcula que serán necesarios 50.000 euros para intervenir en la cubierta.

La iglesia, construida en el siglo XIII y reformada en el XVIII, es un ejemplo representativo del románico rural soriano, con nave única y capilla mayor cubierta por cúpula sobre pechinas. Su entorno, junto a la atalaya defensiva y la fuente romana, posee un alto valor paisajístico. El deterioro se ha acelerado en las últimas décadas por desprendimientos, saqueos y la pérdida de elementos arquitectónicos: en 2011 colapsó la cubierta de la nave y en 2015 fue robada la cornisa tallada que coronaba la portada.

El proyecto prevé restaurar y consolidar la arquitectura del templo; acondicionar el entorno inmediato; impulsar la investigación histórica y arqueológica; y crear un espacio visitable y educativo. Entre las primeras actuaciones figuran los estudios técnicos, la protección de muros y cubierta, la limpieza del entorno y la creación de un itinerario interpretativo. "Lo fundamental es frenar el deterioro constante. Según lo que se recaude, iremos actuando por orden de importancia. Primero repondremos las piedras sustraídas en la cornisa, el campanario y los contrafuertes", apunta Vera.

Desde la asociación se anima a instituciones, entidades culturales y particulares a sumarse al proyecto. Cualquier aportación —económica, técnica o voluntaria— será clave para preservar este testimonio del patrimonio soriano.