El kilo se ha pagado a 380 euros en lonja frente a los 600 de campañas anteriores y el sector alerta del estrechamiento de márgenes
La campaña de la trufa en Soria arranca con buenas previsiones, pero inquieta la caída de los precios
El kilo se ha pagado a 380 euros en lonja frente a los 600 de campañas anteriores y el sector alerta del estrechamiento de márgenes
Los truficultores de Soria afrontan una campaña de trufa negra (tuber melanosporum) que se prevé "buena" en términos productivos, aunque marcada por una creciente preocupación: la bajada del precio. Así lo ha trasladado el presidente de la Asociación de Truficultores de Soria, José Manuel Pérez, quien advierte de que la evolución del mercado genera incertidumbre en un sector que requiere inversiones elevadas y márgenes estables para ser rentable.
Según los datos de esta semana, el kilo de trufa se ha vendido en lonja a 380 euros, una cifra sensiblemente inferior a los 600 euros alcanzados en campañas precedentes. "Es un precio bajo. Tenemos que estar pendientes del grado de saturación del mercado", señaló Pérez, quien explicó que el incremento de superficies en producción está influyendo directamente en el descenso de precios. "Llevamos dos años con bajadas y no sabemos cómo van a evolucionar. Habrá picos, pero la incertidumbre es evidente", añadió.
En el plano productivo, la campaña avanza con cierta irregularidad en función de las plantaciones. A pesar del frío registrado, la trufa está teniendo dificultades para madurar, aunque el sector mantiene el optimismo al encontrarse todavía en el inicio de la temporada. En la provincia, los datos oficiales de la PAC cifran en unas 600 hectáreas la superficie dedicada al cultivo de la trufa, si bien desde la Asociación subrayan que no todas las parcelas están registradas.
A la preocupación por los precios se suma la presencia puntual de la plaga del leiodes (escarabajo). Aunque en Soria no se considera un problema generalizado, sí se han detectado casos concretos. "Un productor llegó a perder dos tercios de su producción el pasado año", indicó Pérez, recordando que en provincias como Teruel el impacto ha sido mucho mayor. "Aquí no hay muchos casos, pero es uno de los desafíos del sector", reconoció.
Otro factor que inquieta a los productores es el cambio climático. El presidente de la Asociación alertó de que la trufa silvestre está cerca de desaparecer. "Ya no hay tormentas en verano ni nevadas como antes. No hay reservas de agua en el suelo y eso afecta directamente a la trufa silvestre y a las setas", explicó, apuntando a un cambio climático evidente con consecuencias directas sobre el ecosistema micológico.
En este contexto, las lonjas de trufa juegan un papel clave. En la provincia, la lonja de Abejar permanecerá abierta de diciembre a marzo, con sesiones cada lunes y jueves, salvo festivos, consolidándose como punto de encuentro para productores y comercializadores. Como novedad, este año se ha puesto en marcha la lonja de trufa negra de Lerma (Burgos), que funcionará cada martes y amplía las oportunidades de comercialización en el ámbito regional.
Ambas lonjas están gestionadas por Cesefor, en coordinación con los ayuntamientos de Abejar y Lerma, con el objetivo de ofrecer un espacio regulado de compraventa, aportar referencias actualizadas de precios y calidades y fortalecer la cadena de valor de uno de los productos agroforestales más emblemáticos de Castilla y León. El pasado año, la lonja soriana comercializó alrededor de 400 kilos de trufa, con una treintena de productores registrados, frente a la decena inscrita en la lonja burgalesa.
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