El Real Madrid selló su pase a las semifinales del Mundial de Clubes tras vencer por 3-2 al Borussia Dortmund en un partido que parecía cómodo y controlado, pero que terminó convirtiéndose en una montaña rusa emocional en los últimos minutos. El MetLife Stadium de Nueva Jersey fue testigo de una primera parte impecable del equipo de Xabi Alonso, que se complicó la vida innecesariamente al borde del pitido final.

Los blancos salieron con autoridad y no tardaron en imponer su ley. Fran García fue una constante pesadilla por la izquierda, y de sus botas nacieron las primeras amenazas. En el minuto 10, Arda Güler sirvió un centro milimétrico que Gonzalo García, en plena forma, transformó con clase para abrir el marcador. 

El dominio se amplió apenas diez minutos después. Esta vez, una conexión entre laterales terminó con Fran García apareciendo como una flecha en el área para rematar un pase de Alexander-Arnold y poner el 2-0. El Real Madrid volaba, cómodo en la posesión y sin apenas oposición. Bellingham y Vinícius pudieron sentenciar antes del descanso, pero el acierto les fue esquivo.

El Borussia Dortmund, completamente anulado en la primera parte, apenas ofreció señales de vida. Brandt, Guirassy y Adeyemi pasaron desapercibidos ante una zaga blanca que, con Tchouaméni de regreso en el medio, se mostró sólida y compacta.

Ya en la segunda mitad, el ritmo decayó. El Madrid, confiado, levantó el pie del acelerador. El equipo de Niko Kovac mejoró en presencia, pero seguía falto de pólvora. Mbappé ingresó en el minuto 60 para seguir ganando rodaje, y el equipo blanco rondó el tercero sin urgencias: Tchouaméni mandó un balón al larguero (jugada anulada por fuera de juego), y Modric, Valverde y Güler también rozaron el gol.

Cuando el partido parecía sentenciado, llegaron los sobresaltos. En el 92, Maximilian Beier sacó un disparo inapelable para el 2-1. Apenas dos minutos después, Mbappé respondió con una espectacular tijera que parecía apagar cualquier atisbo de remontada (3-1). 

Dean Huijsen cometió penalti sobre Guirassy como último hombre en el 98 y vio la roja directa. El propio Guirassy marcó desde los once metros el 3-2 y, en la última jugada, Courtois se vistió una vez más de héroe con una parada salvadora ante Sabitzer que evitó la prórroga.