Cinco pueblos desfilan con sus pendones carmesí hasta la ermita, aunque la lluvia empañó el final de la celebración
El Royo honra a la Virgen del Castillo con su tradicional romería
Cinco pueblos desfilan con sus pendones carmesí hasta la ermita, aunque la lluvia empañó el final de la celebración
El Royo vivió este sábado uno de sus días grandes con la tradicional romería en honor a la Virgen del Castillo, una cita ancestral que mantiene vivo el voto de los antepasados y que congrega a las cinco localidades del municipio soriano: Derroñadas, Hinojosa de la Sierra, Langosto, Vilviestre de los Nabos y la propia cabecera. Todos los núcleos lucieron con orgullo sus pendones, cruces y estandartes, símbolos de identidad local, en una jornada que solo se vio deslucida por la aparición de la lluvia.
Aunque antiguamente la romería se celebraba el primer lunes de julio, desde hace años se traslada al segundo sábado para facilitar la participación de quienes viven fuera por motivos laborales. "Así puede venir más gente, sobre todo los que emigraron pero siguen sintiendo el pueblo como suyo", explica el alcalde, Raúl Gómez, en declaraciones a la agencia Ical.
La jornada arrancó con una misa en El Royo dedicada a las personas mayores que no pueden subir a la ermita. A continuación, se inició la procesión hasta las afueras del municipio, donde se unieron las otras cuatro pedanías. Juntos se dirigieron a la iglesia y, tras cargar todas las insignias en remolques, emprendieron el camino hasta la ermita de la Virgen del Castillo, enclavada en el monte a tres kilómetros.
Una vez allí, se sumaron los símbolos propios de la ermita —pendón, cruz y estandarte— y se celebró una breve procesión alrededor del castro. Tras la eucaristía, la lluvia obligó a interrumpir los actos finales, aunque no impidió las habituales comidas familiares con caldereta y cerezas como postre.
El historiador Santiago Caballero Rejas recuerda que el origen de esta romería se remonta, al menos, a los siglos XIII o XIV. "Se han perdido muchos documentos, pero sabemos que ya en el XV se mencionan oraciones en la ermita", indica. Los pendones carmesí, con detalles dorados, son elementos comunes en los pueblos sorianos. "Son prácticamente idénticos en todos, y aunque algunos se han restaurado, en su mayoría son los originales", añade.
En épocas pasadas, la romería respondía a circunstancias extraordinarias como sequías, lluvias excesivas o pestes. "Era una forma de pedir o agradecer. Se iba a pie o en mulas, con pendones alzados, misa, procesión, comida… y vuelta al pueblo", rememora Caballero.
Otra tradición que ha cambiado con el tiempo es la comida que ofrecía el Ayuntamiento a los sacerdotes asistentes. Ahora, en un gesto más inclusivo, "se invita a todo el pueblo, no solo al clero", apunta el historiador, recordando que el postre sigue siendo el mismo: cerezas.
Finalmente, Caballero subraya el valor de los pendones como símbolo de identidad local: "Cada uno representaba a su pueblo, y aunque ahora todos forman parte del mismo Ayuntamiento, mantienen la costumbre. ¡Y hacen bien!"
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